¡Muy buenas a todos!
Ni este señor se esperaba ver a la niñita ni ella a él. La
verdad es que, al principio, fue un momento un poquito tenso. A fin de cuentas,
¿cuántas veces un vampiro recibe un regalo así? Y, la verdad, ¿cuántas niñas
conoces que regalen una flor a un vampiro?
Lo curioso es que yo, que conozco a muchos de ellos (todos
buenos, claro. Con los vampiros ocurre lo que sucede con las personas: los hay
buenos y otros no tanto), sé de buena tinta que les encantan las flores, un
buen libro y el chocolate. Por eso, después de este encuentro, los tres (porque
yo me uní, claro), nos fuimos a tomar un delicioso chocolate con churros
mientras el señor vampiro, que se llama Vladimiro, nos contaba historias de
amores, aventuras y misterios de su país que, como seguro que eres muy listo, sabes cuál
es.
¡Felices lecturas!
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